martes, 26 de noviembre de 2024

 

                                                                       AGONIZANDO


Cuando las mujeres, en actos individuales denuncian la violencia machista, la opinión generalizada tiende a entrar en la disyuntiva valentía/cobardía.

Esta intencionada dicotomía, culpabiliza tanto a las mujeres que denuncian, cuestionando la veracidad de su testimonio, como a todas aquellas mujeres que por su condición/situación no se ven con fuerzas de señalar a sus agresores.

Es una trampa cultural que nos aleja del verdadero problema: la necesidad de erradicar una cultura que normaliza la violencia contra las mujeres.

Romper esta lógica implica interpelar a las instituciones, al Gobierno, a la judicatura y a la sociedad en general sobre las medidas adoptadas.

Y si esto no funciona, que parece evidente que no, las mujeres seguirán incrementando el número de víctimas mientras los agresores se pasean impunes por las calles.

Y este es el epicentro del problema y el cáncer de una sociedad que está agonizando.

Ni más ni menos.




*Publicado en El Correo 26/11/2024 en su espacio Cartas al Director, algún día a la Dirección

lunes, 11 de noviembre de 2024

 

PERSONAS Y PERSONAJES


Cuando Trump anda detrás del asalto al Capitolio, cuando es condenado varias veces por abusos sexuales, no es una persona devorada por el personaje.

Netanyahu no pierde su papel cuando ordena bombardear un campo de refugiados cerca de Rafah, y resuenan sus escándalos sexuales.

El caso de Errejón, salvando la distancia de los puestos de poder, tampoco.

El problema es que estas personas llevan en su ADN valores machistas, clasistas, xenófobos y prepotentes. Ejercen el poder por ser hombres y el GRAN PODER porque gobiernan países o están en órganos de decisión cuyas consecuencias repercuten en la ciudadanía.

No son casos aislados, ni localizados geográficamente en un territorio. Es el día a día en cualquier rincón del planeta. Son hombres borrachos de poder, falta de empatía, egocentrismo, soberbia y arrogancia que no se arrugan ni cuando parecen disculparse.

 “No volverá a ocurrir” decía otro de esta cuadrilla, muy campechano.

Estas personas seguirán defendiendo su psicopatía refugiándose en el personaje, pero no son actores representando un papel. Es mucho más grave.

 Es la decadencia absoluta de los valores humanos.



*Publicada en El Correo y en el Deia 08 /11 /2024 en la sección Cartas a la Dirección